Primer paso para emprender tu negocio: ¿Autónomo o Sociedad Limitada?
En esta entrada pretendemos ayudaros a solventar una de las cuestiones con que más frecuentemente acuden a nuestro departamento de Consultoría y Asesoría. Hablamos de una de las mayores dudas que surgen al comenzar el ilusionante a la par que extenuante camino que supone emprender tu negocio soñado es la “forma jurídica” que vas a darle, surgiendo así la típica pregunta:
¿Me constituyo como autónomo o mejor formo una Sociedad Limitada?
Si bien es cierto que en cada caso particular habrá que atenerse a las circunstancias para la decisión final, desde I&V queremos ayudarte, dándote unos útiles consejos sobre los “pros” y los “contras” que implica cada alternativa para que puedas tomar libremente la decisión que más te convenga. Así pues, allá vamos:
Normalmente esta duda asalta cuando se está dando vueltas a las facturas, preguntándose uno mismo “¿Cómo puedo pagar menos?”, y esto es lo que nos lleva a plantearnos la forma jurídica de nuestro negocio.
No es una pregunta fácil. Porque aunque la Sociedad Limitada (SL) tiene más ventajas tributarias, también genera mayores costes económicos. Por otro lado, gestionar la contabilidad como autónomo resulta bastante sencillo, pero lidiar con su sistema impositivo puede llegar a ser algo desalentador para muchos.
En cualquier caso, vamos a analizar en detalle la fiscalidad de las dos formas jurídicas y algunas otras ventajas y desventajas que reporta cada caso para que puedas decidir cuál es la más adecuada en tu negocio.
¿Cómo se tributa en cada caso?
La principal diferencia es que el autónomo tributa por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), mientras que la SL lo hace por el Impuesto de Sociedades. Actualmente, el tipo general de este impuesto se mantiene en nuestro país en torno a un 25% sobre la base imponible y, para las nuevas sociedades, se aplica un tipo reducido del 15% durante dos años, además de ciertos beneficios fiscales para poder ahorrar más en tu factura fiscal, como son por ejemplo la posibilidad de realizar una amortización acelerada o algún otro privilegio.
Sin embargo, en el caso del impuesto sobre la renta (IRPF) la tributación es progresiva y depende del nivel de ingresos. Estos son los tipos aplicables para 2017:
Base imponible | Tipo aplicable |
Hasta 12.450 euros | 19% |
Entre 12.450 y 20.200 euros | 24% |
Entre 20.200 y 35.200 euros | 30% |
Entre 35.200 y 60.000 euros | 37% |
Más de 60.000 euros | 45% |
Como podéis ver, cuanto más ingreses, menos te conviene ser un autónomo. Sin embargo, esto no quiere decir que a partir de los 20.200 €, el momento en que el tipo aplicable al IRPF supera al del impuesto de sociedades, sea mejorcrear una SL. Pero ojo, porque más allá de estos gastos, hay otros que costes importantes que no puedes olvidar cuando vayas a tomar la decisión.
Para empezar, la cuota a la Seguridad Social es mucho más alta en un caso que en otro. Los trabajadores por cuenta propia pagaron, como mínimo, 267,03 € / mes en 2016 y los autónomos societarios 319,15 euros. Todavía estamos a la espera de conocer en que porcentaje subirán definitivamente las cuotas en 2017 pero es más que probable que la cuota para autónomos se congele a la espera de los Presupuestos Generales mientras que la de autónomo societario se incrementará un 8%.
Además, observando las del año pasado, la diferencia entre ambas fue del 20%, lo que supone 625 euros más anualmente si eres una SL. Esto sin contemplar posibles bonificaciones, como la tarifa plana, que incrementarían todavía más esa diferencia.
Y también, constituir una sociedad te exige aportar un capital social de 3000 euros. Es cierto, eso sí, que una vez depositado en el banco, es posible disponer de ese dinero para los gastos de la empresa. Para hacerte autónomo, por el contrario, no necesitas hacer ninguna inversión inicial.
El último de los costes que debes evaluar es el de la gestión. Crear una Sociedad Limitada es más complicado que darse de alta como trabajador por cuenta propia. A eso, hay que añadir que la contabilidad es también más dificultosa, por lo que el gasto en asesoría será mayor, o deberás de recurrir a una gestoría.
Aunque la SL también tiene sus ventajas con respecto a ser autónomo en otros sentidos, por ejemplo en cuanto al límite de la responsabilidad personal por las deudas asumidas. La SL presenta una mayor seguridad en este sentido, lo que para muchos se traduce en más tranquilidad, mientras que la figura del autónomo no presenta tantas garantías, pudiendo llegar a responder con tu patrimonio personal más allá del capital de tu negocio si tus deudas superaron éste.
¿A partir de qué nivel de ingresos conviene más la sociedad?
Si el beneficio supera los 40.000 euros, es momento de empezar a pensar en la creación de una SL. No obstante, antes de dar ese salto debes evaluar tu situación particular. Más allá del rendimiento económico, que puedes comprobar en la casilla 620 de la declaración de la renta, tienes que contemplar otros factores, como la posibilidad de beneficiarte de algunas bonificaciones.
Por lo general, lo más adecuado suele ser comenzar la actividad como trabajador autónomo y, más adelante, constituir la sociedad.